Jesús: Mi querido hijo, te pido que confíes en mis manos de misericordia, que confíes en lo que no puedes ver y creas que es verdad por fe. Yo estoy siempre contigo y mi corazón reina gloriosamente.

Mi corazón es un santuario de amor para todos mis hijos. Que vivan siempre para caminar en la gloria y la belleza de la fe que les he dado. Rezo por todas las almas que se pierden en los males de este mundo. Rezo para que sus corazones busquen la conversión en mi amor. Mi corazón sigue llorando cada día la pérdida de los pecadores. Mi corazón proclama el don de la paz, pero es negado por el odio.

María: Estos días tristes para la humanidad siguen afligiendo el corazón de mi hijo y lo traspasan más profundamente que la lanza. Satanás está atormentando la tierra. Su odio hacia mi hijo no tiene fin y utilizará cualquier alma para afligir a Jesús.

La humanidad puede esperar días de mayor tristeza si los hombres no se arrepienten de sus malos caminos y vuelven sus corazones al corazón de mi hijo, Jesús. Rezo para que todos mis hijos lleguen a conocer el amor de mi hijo. Ruego por la conversión de todos los pecadores y para que sus corazones puedan ver la luz de la verdad.

Invito a todas las almas a unirse a mí para recibir la victoria del perdón al pie de su Cruz. De ese modo, Satanás será derrotado. El poder del maligno crece, pero no obtendrá la victoria final. El Amor expulsará todo mal de este mundo y nos guiará a una nueva era de gracia. El Jardín de la Luz será restablecido para cumplir el amor de nuestro Señor.

La humanidad ha olvidado la belleza del jardín lleno de gracia y misericordia. El nuevo Edén será la morada celestial para todas las almas que han servido a la voluntad de mi hijo. Invito a todos mis hijos a amar para que puedan experimentar el jardín de la gracia dentro de sus corazones.