JESÚS: Mi querido hijo, deseo consumirte en mi amor. Abre tu corazón a la luz de mi presencia para que mi Sangre viva y Preciosa fluya por tus venas. No tengas miedo de amar. Permanece siempre firme en el corazón de mi corazón, en el corazón de mi presencia para darte vida.
Ven y toma mi mano para que pueda conducirte a la alegría del amor.
GREGORY: Señor mío, necesito tu instrucción cada día. La noche ya ha pasado y pronto amanecerá. ¿Qué deseas para mí en este día, pues necesito que me guíes en todo?
JESÚS: Mi querido hijo, toma mi mano y camina conmigo en el amor. Haz todas las cosas con amor en este día para enriquecer la alegría de mi corazón. Esto es todo lo que deseo: amarte para que puedas compartir mi amor con los demás.
GREGORY: Señor, ¿qué quieres que haga con respecto a este asunto?
JESÚS: Deseo que vivas en la alegría eterna de mi amor. Ven y toma mi mano para que pueda guiarte en el amor de mi Espíritu.
GREGORY: Señor, sáname para que pueda escuchar tu voz en el amor.
JESÚS: Toma mi mano para que pueda guiarte hacia las estrellas con amor. Mi querida hija, me tienes a mí, tienes mi corazón, esto es lo más importante que me recibas en la alegría de mi amor. ¿Es tu deseo sólo amarme a mí?
GREGORY: Sí, sí, amarte sólo por toda la eternidad para vivir en la alegría de tu palabra y de tu corazón. ¿Cómo puedes amarme así?
JESÚS: Quiero que me ames siempre. No pienses en ti, sino en los demás que necesitan de mi misericordia. Confía siempre en mi corazón para que te guíe.
GREGORY: ¿Señor?
JESÚS: Gregorio, cuando naciste, besé tus labios y te llené del Espíritu de Vida. Entré en tus brazos y te abracé. Siempre has sido mi hijo y es en los momentos tranquilos de la noche cuando deseo estrecharte entre mis brazos y llevarte al amor del paraíso. Deseo ayudarte a crecer.
Deja que la quietud de mi amor te lleve a casa.
No te dejes impresionar por ningún hombre. Busca ser como yo viviendo mi ejemplo.