En Juan 10, Señor mío, dijiste, en la gloria de tu majestad, en la gloria de tu amor: "Mis ovejas oyen mi voz y yo las conozco, y me siguen"'.
"Hijo mío, permíteme llenarte con el poder de mi Espíritu y permíteme guiarte en mi misericordia en este día. Que la voz eterna de la luz de mi Cruz y resurrección abra el amor de tu corazón para que veas como yo veo y desees amar como yo amo."
Sí, mi Señor, en el Salmo 130, David dijo: "Espero en el Señor. Mi alma espera y en su palabra espero". Concédeme tu palabra y tu Espíritu para evangelizar. Renueva cada día mi corazón y mi alma por el Espíritu de tu amor y tu Preciosa Sangre derramada sobre mí y dentro de mí.
Una vez te dije que me dieras tu sabiduría para derrotar al enemigo o para quitarme la vida, porque no voy a quedarme muerto en vida. Deseo permanecer y luchar por la verdad'.
"Sí, hijo mío, y deseo darte esta vida. Evangeliza, evangeliza mi palabra que es vida".