Mi Señor me llama y me hace enamorarme de nuevo de su Santa Iglesia.

Sí, confieso, hermanos míos, que en todo lo que he presenciado, mi corazón se iba secando y entristeciendo, como en el desierto, lejos de la Santa Sede. Pero nunca me rendí y perseveré en caminar por la senda del amor de Dios, para correr la buena carrera, como dijo Pablo, y como él soportó con toda debilidad humana saber que Dios lo guiaba.

'Te alabo, mi Señor, por haberme enviado a los más grandes pastores de tu iglesia para que me guíen, renueven mis fuerzas en tu nombre y oren para que tu iglesia sea sanada y protegida de esta división. Señor mío, acógeme. Acércame a ti en tu amor y restaura en mí, renueva en mí, cada día, la verdadera alegría de servir a tu Santa Iglesia.

Protégeme de las tentaciones del maligno. Llévame a tu luz cada día. Y que afronte mi llamada con valentía y esperanza. Te digo que nunca olvidaré el primer día que fui al Vaticano. Sentí una gran alegría cuando vi la cúpula y las estatuas de los apóstoles evangelizando, proclamando el poder de Dios y la Santa Iglesia protegiéndola.

La belleza, la esperanza, la luz, la vida. ¿Me he vuelto ciego? ¿Estuve ciego todos estos años? ¿Y estoy realmente empezando a ver de nuevo? Deseo callar en esta llamada, en este camino. Pido humildad para no ser lo que yo deseo, sino lo que Tú deseas, Señor. Y si eso significa salir de nuevo entre la gente, entonces guíame como Tú desees. Yo no lo sé, pero Tú sí".

"Hijo mío, vete, vete en mi amor y te llenarás de alegría: las alegrías eternas de mi misericordia. Como Juan Pablo vino a ti según mi voluntad, continuará haciéndolo con Carlo. Y en los santos que te envío, para apoyarte y sostenerte, para orar y guiarte en mi nombre. Creed que soy yo".

Ahora tengo la visión de una rosa de oro macizo que aparece. Es grande y hermosa, y es mi confirmación de la gracia del amor de Dios. Las cimas de las montañas que señalaba en la visión de hace unos días, ahora lo comprendo, son las cimas de la gloria de su amor que debo testimoniar y esperar para su gloria.