Padre, gracias por llamarme a la noche.

Me ha dado tanta paz y la alegría de ser testigo de la creación a mi alrededor. Porque tú estás en todo, estás en todas partes y todo tiene vida en ti. Tú nos lo has dado todo y nosotros te abandonamos por nuestros propios ídolos vanos. La humanidad no vive plenamente para glorificar a Dios".

"Hijo mío, yo, tu Padre, deseo que cada día fijes tu corazón en lo que es puro y verdadero. A los que se arrepientan, les perdonaré los pecados de mis hijos. Alégrate en mí y en mi luz de amor sobre este mundo, en mi misericordia que es viva y compasiva para las almas.

Así serás luz para los necesitados, los que sufren, los oprimidos, los perdidos, los que no me conocen y los que me conocen pero tienen miedo y desean conocerme aún más, para los dirigentes que pierden la esperanza y necesitan la humildad de mi voluntad para servir a su pueblo.

Sólo así serás una luz para ellos, centrando tu corazón en la luz. Ellos traerán su tristeza, sus penas, su falta de saber. Pero Yo los consolaré y los elevaré a un estado de alegría. Y les daré la sabiduría que necesitan para recorrer el camino de la vida en mi voluntad.

Sí, hijo mío, el enemigo quiere que te centres en la oscuridad, no en la luz que siempre te ha llevado a ver todo lo bueno".

'Sí, mi Señor, me regocijo y sólo deseo ver con los ojos del amor'.

"Entonces dales a mis hijos cada día el amor y la atención, la compasiva misericordia y la sonrisa de alegría que necesitan, hijo mío. Siempre es en lo sencillo y hermoso donde encontrarás lo más profundo.

Este es el camino. Esta es mi esperanza".