"Mi querida hija, es bueno que hayas venido a mí, pues deseo abrazarte en mi misericordia este día, ofrecerte una copa de las aguas eternas de mi amor para que confíes.
Sí, confía en mí cada día y sé libre en todo lo que deseo darte en mi misericordia.
Sí, permíteme abrir tu corazón a mi eterno camino de amor que te santificará, que te guiará y fortalecerá para vivir a la luz de mi misericordia, para vivir en mi esperanza.
Te amo, hija mía. Escucha el corazón y las palabras de tu hermana que también me ama tanto y camina en la luz eterna de la verdad de que siempre te proveeré y que tu victoria cada día está en mí, está en mi amor, está en cada palabra que te digo para los corazones de mis hijos en todo el mundo.
Sí, cada palabra que digo es para el corazón, y el corazón, de cada uno de mis hijos.
Ven y canta conmigo este día una nueva canción de amor. Ven y canta con esperanza, la esperanza de mi misericordia y confianza. Confía en que te daré mi amor. Te amo, hija mía. Te amo y te guiaré.
¿No crees que viniendo a mí tienes el poder de toda la vida por la fuerza del Espíritu Santo dentro de ti? ¿Y que yo te ayudaré en cada paso? Entrega tu corazón a mi amor y a la esperanza de mi misericordia".