Durante la Santa Misa de esta mañana, nuestro Señor apareció desde la Cruz con la sangre brotando de su cuerpo y rayos de luz dorada comenzaron a brillar desde el sacrificio vivo de nuestro Señor.
Y dijo, "Hijo mío, deseo que me recibas en el amor de la Sagrada Eucaristía para que te consuma: corazón, mente, cuerpo y alma. Ofrécete al recibir mi Precioso Cuerpo y Sangre por las intenciones de todas las almas del mundo necesitadas de mi misericordia y redención. Por las necesidades de los pobres, los enfermos, los moribundos y los oprimidos, por todas las almas que necesitan la alegría de mi santo amor para fortalecerse.
Oh hijo mío, todo se puede lograr ofreciendo a las almas dentro del corazón eterno de mi Sagrada Eucaristía, mi Sagrado Corazón que arde en amor divino por ellas. Pide y recibirás, hijo mío, llama y se abrirá la puerta".