Nuestro Padre dice, "Mi querido hijo estoy contigo y permíteme darte mi amor en este día para compartir la santa esperanza y la alegría de mi misericordia por mis hijos.
Sí, hijo mío, para compartir contigo la buena nueva de mi amor y todo lo que es puro para tu corazón, para recibir de las bendiciones del cielo.
Sí, primero debes recibir el amor que deseo darte para que puedas vivir en un estado de la gloria de mi amor para realizar tu corazón y ofrecer desde tu corazón mi amor por los demás. Es muy importante que no te centres en tus actos o en el trabajo que deseo que realices, sino que te centres primero en mí.
Sí, déjame darte a ti como tú has dado a muchos mi amor. Recibe mi amor y este ramo de la alegría de las rosas del cielo que caen sobre ti en mi misericordia y sobre el mundo entero por mis hijos.
Que sepas, hijo mío, que estoy contigo y que nunca te abandonaré".