Amor mío, ven a mí en la gloria de esta noche. Permíteme estrecharte entre mis brazos y llevarte a nuevas alturas de mi amor, como en la gloria de las estrellas que brillarán eternamente para renovar la esperanza en el alma que me busca según mi gracia.
Sí, hijo mío, dale honor y gloria".
'Gracias, mi Señor. Gracias, Padre. Padre, te amo.
Sí, te amo. Gracias por tu amor y la paz de tu misericordia, Padre. Gracias por el milagro que realizaste en esta tormenta pasada que podría haber herido a tantos. Pero en tu bondad y misericordia, lo has retenido para tu gloria y el amor de tus hijos'.
Nuestro Padre dice ahora, "Sí, hijo mío, puse mi mano sobre él para retener su tormento, para que la humanidad, los que eligen la humildad, pudieran dar gracias glorificándome por todo lo que hago por ellos.
Amo a mis hijos. Sin embargo, muchos me lo niegan. Creed que soy un Padre de amor y que deseo dar esperanza a mis hijos.
Sí, hijo mío, descansa ahora en la esperanza de mi amor".
Te amo, Padre. Por tus manos renueva hoy mi vida, mi fuerza, mi valor y mi decisión de continuar, porque sólo eso puede venir de ti. Te pido más fe, esperanza y amor para ofrecer a tus hijos un cáliz de tu misericordia'.