El Salmo 51 dice: "Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu firme dentro de mí". Señor mío, Dios mío, Padre mío, te amo. Te amo. Te pido que me concedas las gracias para realizar cada día mi amor por ti, y así podré hacer lo que es bueno y agradable a tus ojos para tu corazón y para tu pueblo.
Sí, concédeme las gracias eternas de tu amorosa misericordia y condúceme como deseas hacia la luz. Llévame como deseas, Padre. Te pido alegría y humildad en este día, para verte en todas las cosas, conocerte en todas las cosas y buscarte en todas las cosas, para acercarme más a ti.
Que la luz eterna de la Cruz que ahora se presenta ante mí, ardiendo como un fuego, no llene, sino que consuma mi corazón, mi mente, mi cuerpo y mi alma para purificarme. Te pido, Señor mío, perdón por mis pecados y por los del mundo entero, también por el más pequeño, por el más insignificante de los pecados, por cualquier cosa que separe mi corazón de Ti.
Deseo ofrecer con alegría, en tu gran misericordia, que mi corazón esté cada vez más unido a ti. Y en los momentos en que me sienta débil y temeroso, abrázame en tu amor y llévame, lleva mi alma a nuevas alturas en el cielo'.