"Mi querido hijo, abre tu corazón a la misericordia de mi palabra. Te llamo a ti, y a todos mis hijos, a arrepentirse en el ejemplo de mi amor y sacrificio, a seguir mi camino de la verdad y la luz para sus almas.
Llamo a toda la humanidad a que mire en su interior y en su corazón y se pregunte: "¿Quién es tu Dios?" ¿A quién adoras? ¿Qué adoráis? ¿Habéis creado falsos ídolos de materialismo, de buscar seguridad en el mundo y no confiar en mí, de construir vuestras vidas sobre un fundamento, no de verdad, sino de pecado y oscuridad?
Sí, pregúntate: ¿Quién es tu Dios? Yo soy tu Dios de misericordia y de amor.
Deja que tu corazón se aquiete, hijo mío, en oración para recibirme en la gloria de mi luz. Esto santificará tu alma, viviendo no para las cosas de este mundo sino en seguir el camino de mi Espíritu para colmar tu corazón, alegría, felicidad y paz. Y saber que siempre estoy contigo.
La humanidad no puede continuar en este camino de autoadoración y en el orgullo de rechazarme. Escucha a mi Espíritu que habla dentro de tu corazón, porque te amo. Sé libre. Siempre has sabido que no deseabas nada, ni siquiera tu propia seguridad, sino la verdadera alegría de ser libre amándome y amando a los demás. ¿Qué más puedes desear, hijo mío?
No miréis al futuro. Es una tentación de Satanás distraerte en el momento presente de mi llamada y de mi mensaje a buscar primero el reino de Dios hoy, el santo reino de mi Padre. Vivir en santidad, paz, humildad y sencillez.
Deja que la honestidad y la verdad sean tus guías. Entrega tu corazón a la paz de permanecer en mi amor, caminar en mi luz y vivir la verdad.
Sí, alégrate y cumple todo lo bueno de mi misericordia y amor por tu alma. Descansa ahora, descansa y regocíjate, porque yo estoy contigo. Y yo, tu Dios de amor, soy el único Dios del cielo y de la tierra, el único Dios del amor eterno".