"Hijo mío, ven a mí, ven entre mis brazos de amor y permíteme que te abrace".
Señor mío, santifícame en tu amor. Quiero ser santo de la alegría de tu amor por los demás. Ayúdame por tu misericordia a alcanzar estas alturas como lo has prometido. Por amor, uno puede encontrar todas las cosas buenas y la esperanza de confiar en ti para ser bondadoso y compasivo, para ser fortalecido por las palabras de tu corazón, para hacer a los demás lo que quieres que te hagan a ti y para amar a los demás como yo te he amado'.
"Hijo mío, ven ahora y déjame darte la alegría de mi corazón. Ruega por el alma necesitada, pues sus corazones están perdidos y tú también debes compartir con ellos este don de amor que te he dado."
Sí, mi Señor, continuaré haciéndolo. Te doy gracias, porque en tu amorosa misericordia, podemos servir a las almas con suave bondad y compasión.'
"Hijo mío, mi corazón es para ti. Continúa recibiéndome como deseo".
Te amo, mi Señor.