Ahora tengo una visión de Jesús. Está de pie ante mí, vestido de blanco, con las manos abiertas y extendidas para recibirme.
Y ahora dice, "Mi querido hijo, ven entre los brazos de mi amor y permíteme abrazarte en mi alegría en este día. Permíteme guiarte en la esperanza de mi misericordia, ser tu fuerza, ser tu luz y recibir el poder de mi Espíritu Santo."
Sí, Espíritu Santo, ven a mi corazón, a mi mente, a mi cuerpo y a mi alma. Consúmeme en tu amor'.
Ahora estoy teniendo la visión del Espíritu en forma de niebla, en forma de hombre. Lleva en la mano una cesta de frutas llenas, maduras y de varios colores que me alegran. Son los frutos del amor del Espíritu Santo, los frutos de la creación del jardín eterno de la gracia.
'Oh Espíritu Santo, concédeme los frutos de tu amor en la pureza de tus gracias para sostenerme y protegerme en este día, para guiarme según la voluntad de nuestro Padre para que pueda hacer el bien y cumplir la bondad de su misericordia'.
Jesús dice ahora, "Hijo mío, te amo. Ven y déjame tomarte entre mis brazos y estrecharte en mi misericordia por toda la eternidad.
Sí, ven y canta hoy a mi amor y a mi corazón, sagrado y verdadero que nunca te abandonará. Te ayudaré con los deseos de tu corazón".
'Te amo, mi Señor, te amo. Ven y tómame como desees'.