Ahora que estoy aquí en Suiza, en misión, en las alturas de los Alpes donde Dios me ha llamado, recibo un mensaje de amor de nuestro Señor, un mensaje de esperanza y de paz para los corazones de sus hijos, en el que dice,
"Mi querido hijo, yo estoy contigo y es por la misericordia de mi amor que te he llamado a este lugar, a esta tierra de tan gran belleza, creada por la mano de mi Padre para gloria de sus hijos. Porque todas las cosas fueron creadas para la gloria de Dios y por amor a sus hijos en toda la tierra.
Llamo a todos mis hijos a que se arrepientan y me abran sus corazones, a que vuelvan sus corazones al amor de su Salvador ofreciéndose al pie de la Cruz cada día a través de una conversión de fe más profunda y rezando por conversiones de fe en todo el mundo, para que el mundo viva en paz. Porque el mundo necesita paz.
Os amo, mis queridos hijos. Por la fuerza eterna de la luz de mi Cruz os invito a cada uno de vosotros a una mayor humildad y a una fe más profunda.
Sí, abridme cada día vuestros corazones en la oración y en la práctica de la fe, recibiendo en vuestros corazones los sacramentos de mi amor que os sanarán y os transformarán y que os guiarán cada día a la fuerza del Espíritu Santo.
Que la luz eterna de mi amor llene vuestras almas, renueve vuestra paz y os conceda mi misericordia".
Amén.