Señor mío, gracias por estos momentos tan hermosos, santos y sagrados de oración en la belleza del silencio de la noche, cuando vienes a mí con amor para tomar mi corazón dentro de tu corazón y bendecirme con tus misericordias'.
"Hija mía, ¿recuerdas los primeros días que vine a verte?"
Sí.
"¿Recuerdas la fiesta de nuestro amor?"
Sí, mi Señor.
"Deseo que cada día te deleites con mi amor. La gloria de la noche está sobre ti en mi presencia. Ven y permíteme consumirte en mi amor".
Ahora tengo una visión de Jesús. Está de pie ante mí en el cielo nocturno y sus brazos están abiertos para recibirme en su misericordia, para abrazarme con su santo y Sagrado Corazón en su amor.
"Alégrate, hijo mío, alégrate y deja que mi amor te consuma.
Descansa ahora. Descansa en la gloria de mi amor y dame gracias a mí, tu Salvador, y a Dios, nuestro Padre, por todo lo que hemos hecho por ti."