"Sí, hijo mío, deja que tu corazón cante cada día una nueva canción de amor en la gloria y el milagro, en el espíritu de vida, que te doy por el poder del Espíritu Santo.
Sí, rinde tu corazón en obediencia y amor a mi corazón, y te usaré en mi gloria con cada palabra que te dé".
'Oh Sagrado Corazón de Jesús e Inmaculado Corazón de María, quebrantado por mi ingratitud, traspasado por mis pecados, y sin embargo amándome todavía.
Aceptad esta consagración que hago a vuestros dos corazones de todo lo que soy y de todo lo que tengo. Tomad cada facultad de mi cuerpo solemne. Acercadme cada día más a vuestros Sagrados e Inmaculados Corazones. Y allí, según pueda soportar la lección, enseñadme vuestros benditos caminos.
Guíame según tu corazón y según la bondad del corazón de tu madre. Porque por sus manos y su intercesión, sé que seré conducido de la manera más gloriosa y sencilla a través de la humildad'.
"Hijo mío, su corazón es tuyo. Recíbenos con alegría, recíbenos con amor".