"Hija mía, no te enredes en los caminos de los hombres y en todo confía en mí.
Sí, hijo mío, confía en la gloria de mi amor porque los caminos de los hombres no son mis caminos. Enfócate únicamente en mí aun cuando estés tratando de ayudarlos. No dejes que tu corazón se desanime o tenga miedo porque eso es lo que desea el enemigo.
Cumple lo que debes cumplir y abre tu corazón a mi amor.
Sí, hijo mío, ve y sé libre en la alegría de mi misericordia y en el poder del Espíritu Santo que te guía. Pues deseo que guardes tu corazón para mí. Mi corazón llora en amor misericordioso por mis hijos y el tiempo, la hora, se acerca. Se acerca.
Alégrate, alégrate, hijo mío en el santo amor de mí, tu Salvador. Déjame llevarte como deseo y caminar en la misericordia de mi amor por mis hijos. Dales mi corazón.
Sí, alégrate dándoles mi corazón de misericordia. Confía sólo en mí, hijo mío, y sé amable con todos".