'Padre, quiero darte todo a ti, mi Dios, dar todo a los corazones de tus hijos. Y te pido por la intención especial de un alma a la que amo'.

"Sí, hijo mío, yo, tu Padre, estoy contigo y me complazco en tu presencia".

Padre, por tu misericordia, deseo entregártelo todo. Ilumíname con la sabiduría de tu amor. Guíame por este camino de esperanza y de misericordia. Perdona mis pecados y los del mundo entero, ten piedad de nosotros'.

"Hijo mío, alégrate porque las heridas de los estigmas que ahora aparecen en tus manos se revelarán en mi corazón sufriente por los demás. Hijo mío, no permitas que el enemigo te desilusione. Hijo mío, cree, porque tienes un gran amor dentro de tu corazón, el don de mi amor insondable dentro de ti por los demás.

Sé quien te he creado para ser, sabiendo quien eres en mí y yo en ti para ser compasivo. Sal de la tumba del miedo a ser herido, como lo fuiste hace tantos años, y entrega tu corazón libremente a este don de amor que te he dado. Sé tú mismo en mí, en quien te he creado para ser y realizarte en mi amor. Que mi misericordia ilumine el camino de tu corazón.

Sí, hijo mío, fuiste elegido y te infundimos las gracias necesarias para realizar esta obra. No permitas que la carne de tu humanidad, de tus sentimientos de indignidad, te impida creer en lo que podemos hacer y seguiremos haciendo.

Vuela, hijo mío, con las alas de los ángeles que te damos. Alza el vuelo, pues ellos te protegerán.

Te amo, hijo mío, te amo. Déjame realizar esta obra dentro de ti. Abandónate totalmente a mí. Entrégate por completo a mi amor".