Jesús dice, "Mi querido hijo, déjame ser una voz para ti y a través de ti para mi gloria, para los corazones de las almas y los corazones de los pecadores que sólo aman al mundo, que no me conocen. Y te llamo a no ser de este mundo, sino a ser de mí y para mí.
Se te ha dado un gran don, el mayor don y llamado de ser profeta, para recibirme y ser una voz, un instrumento de mi santa luz y de mi santa palabra para los demás en estos tiempos donde la humanidad está perdida. Y te llamo para que llames a todas las almas al arrepentimiento y prepares sus corazones para recibirme en mi misericordia.
Sí, hijo mío, deja que tu corazón sea libre cada día para permanecer puro de las cosas de este mundo".
Sí, mi Señor, lo entiendo.
Jesús continúa, "Hijo mío, mi corazón es para ti y si yo estoy contigo, ¿quién puede estar contra ti? Levántate hoy en la gloria de mi amor y yo te guiaré. Y no permitas que el enemigo traiga el miedo de las tinieblas a tu corazón. Mantente fuerte en el santo don a mi palabra para los demás, como lo has atestiguado, y deja que mi luz cante una nueva canción de amor dentro de tu corazón."