Señor mío, tú eres mi luz, mi vida, mi fuerza y mi salvación'.
"Hijo mío, ven a mí. Ven a mis brazos y no te desanimes, sino camina en la fuerza de mis pasos de esperanza para guiarte, cumpliendo todo lo bueno de mi misericordia para ser sal y luz para las almas. Busca siempre fortalecer el sabor de la sal dentro de tu espíritu y la luz de mi Espíritu dentro de ti para ser testimonio de amor a los demás.
Sí, alégrate, alégrate porque hoy estoy contigo. Realiza tu trabajo con amor, guiado por mi mano e invoca al Espíritu Santo para que te dé sabiduría."
Sí, Espíritu Santo, ven a mi corazón. Guíame en la sabiduría del amor de Dios y fortaléceme en tu amorosa misericordia. Sáname: corazón, mente, cuerpo y alma de todo lo que necesite ser sanado. Y te pido perdón por mis pecados y los del mundo entero, para que mi corazón sea purificado de todo lo que no es tuyo.
Señor, tómame como deseas y que tu voluntad se cumpla en mí. Amén".