Señor mío, tómame como tu deseo y consúmeme en tu amor. Porque si sólo tuviera que decir una palabra a lo largo de los últimos días de mi vida, sólo sería amor, amor y sólo amor a tu corazón y al corazón de tus hijos.
Tómame como deseas. Acógeme en tu amor porque hay tantas almas que sufren y necesitan tu misericordia.
Sí, milord... Lo haré.
"Hijo mío, deseo amarte a ti y a todos mis hijos para concederles la alegría de mi misericordia.
Sí, ven, y yo te consumiré en mi amor cada día, a medida que te acerques a mí y yo te guíe en mi Espíritu. Humíllate ante la gloria del Señor".
'Señor mío, en el Salmo 37 dice: "Los pasos del hombre son del Señor y él establece aquel en cuyo camino se complace". Que yo siga tus pasos, y así podré darte alegría'.
"Sí, hijo mío, me da alegría".