El Salmo 27 dice: "Tú has dicho, busca mi rostro. Mi corazón te dijo: Tu rostro, Señor, buscaré".
Sí, Señor mío, buscaré tu rostro por toda la eternidad. Con la alegría y el amor de verte, y la alegría y el amor de estar en tu presencia. Señor mío, tú haces nuevas todas las cosas. Renueva hoy mi corazón y mi alma, restaura mi casa para tu gloria, tómame de la mano y condúceme en tu misericordia al pie de tu Cruz. Allí encontraré siempre la alegría de tu amor y de tu perdón.
Oh Señor mío, tómame como quieras y que yo busque siempre tu rostro para renovar mi fuerza y mi valor y para renovar mi esperanza de que pueda realizar tu esperanza en los corazones y en las vidas de los demás. Que pueda caminar en la gloria que es tu amor".