El Salmo 63 dice: "Oh Dios, tú eres mi Dios. Temprano te buscaré. Mi alma tiene sed de ti y mi carne te anhela en una tierra seca y sedienta donde no hay agua".

Sí, Señor mío, mi corazón y mi alma anhelan que me consumas en tu amor y me lleves a nuevas alturas donde tu misericordia y esperanza duren para siempre.

Sí, mi Señor.'

"Hijo mío, ven a mí".

Ahora tengo una visión de Jesús en la Cruz. Está colgado sin vida, el dulce Cordero de Dios.

"Hijo mío, descansa aquí conmigo, abrazado al amor eterno y al poder de mi Cruz.

Sí, ven y descansa conmigo, porque deseo redimirlo todo y siempre estoy esperando en mi misericordia para perdonar. Que tu corazón cante una nueva canción de amor por todo lo que es bueno".

Gracias, Señor mío. Consúmeme hoy en tu amor para que pueda cantar a la esperanza de los demás'.