JESÚS: Mi querido hijo, te amo. Ofréceme tu corazón en este mismo momento. Toma mi mano y permíteme guiarte. Mi madre te espera.
Mi querido hijo, ámame con todo tu corazón y al hacerlo, desearás vivir en la humildad de seguir mis mandatos.
MARÍA: Sí, ven conmigo de la mano de mi hijo. Él siempre está contigo.
GREGORY: Querida madre.
MARÍA: Sí, estoy contigo. Toma mi mano.
GREGORY: Tengo una visión de la Virgen. Está vestida con sencillez y puedo ver mechones de su cabello oscuro bajo su manto. Deseo consagrar cada día mi corazón al suyo para amar más profundamente a su hijo. Es tan hermosa y la cojo de la mano.
MARÍA: Mi querido hijo, abre diariamente tu corazón al corazón de mi hijo. El está siempre contigo y quiere llevar tu vida a un estado natural de gracia y paz diariamente.
Pido a todas las almas del mundo que se arrepientan y vuelvan sus corazones en oración al corazón de mi hijo para que él las reciba ofreciéndoles su amor.
Procura poner tu corazón en el corazón de mi hijo diariamente a través de la oración porque es a través de la oración que uno se une al corazón de Dios nuestro Padre y es a través de la oración que uno se reconcilia con Dios debido a la estrecha unión que uno recibe.
Mi querido hijo, deseo que diariamente mantengas tu corazón puro en amor. Deseo que pongas tu corazón en el corazón de mi hijo, Jesús. Reza por los más necesitados de su misericordia.
Quiero que abras tu corazón. Jesús está siempre contigo y te guiará en su amor si es tu deseo. Siempre debes hacer la elección.
Me alegra mucho que ayer te presentaras ante el Santísimo Sacramento. Quiero que busques vivir allí cada día dentro de su corazón, consumido por la oración y el éxtasis de su amor.
Mi querido, querido hijo, ama a mi hijo con todo tu corazón. Sé que has sufrido mucho y que esta pasión de tu vida es difícil, pero no temas. Escucha la llamada de su palabra para que te guíe cada día. Jesús, te ama tanto, con tanta ternura y quiere hacer de ti un instrumento de su paz para los demás. Hay muchas almas que te aman. No alejes tu corazón de ellas porque sientas la necesidad de recluirte.
Jesús quiere tu tiempo, pero siempre desea que estés entre las almas necesitadas de su amor.
Sé paciente y amable. Entrega tu corazón al amor de Jesús cada día y él te guiará según sea necesario de acuerdo con su plan divino.
JESÚS: Yo estoy siempre contigo. Abre tu corazón a la luz de mi presencia. Permite que el amor de mi corazón llene tu alma de paz. Pon tu corazón dentro de mi corazón diariamente.
Ahora estoy contigo. Mi corazón arde en el fuego del amor eterno. No tengas miedo. Permíteme caminar contigo. Estas son las semillas de la vida, para vivir en la alegría y la paz de mi palabra eterna. Yo soy la luz que brillará en la oscuridad para todas las almas necesitadas de la alegría de mi misericordia. Toma mi mano. Mantente firme en el amor. Camina siempre en la alegría de mi luz. Ven y toma mi mano. Caminemos juntos en el amor.
Canta, amor mío, canta por todas las almas necesitadas de mi misericordia. Que tu corazón sea escuchado. Que tus oraciones llamen a todas las almas al pie de mi Cruz. Confía en la misericordia de mi amor y recibirás una fe más fuerte. Recibe cada palabra de mi corazón.
Gregorio, confía en el misterio de la voluntad de Dios y en la divina providencia para recoger la cosecha de las almas necesitadas de mi misericordia, manteniéndote firme en medio y en la belleza de mi voluntad de transformar las almas, incluso en su dolor. Es el dolor de amar lo que lleva a uno a las aguas sacrificiales de mi amor.
¿Qué deseas?
GREGORY: Paz, deseo que los corazones de los hombres sean sanados para vivir en la gracia de tu misericordia mediante la conversión arrepentida del mundo entero, para estar contigo en el ocaso de amor que amanecerá eternamente para todos los corazones que han confiado en ti.
JESÚS: Gregorio, sé valiente y ten coraje porque yo te guiaré con la espada de mi palabra para que te presentes ante mi Iglesia anunciando una nueva palabra de arrepentimiento para vivir en la alegría.
Ámame, ámame con todo tu corazón. Mantente firme en mi amor y vive diariamente la alegría de mi presencia. Yo estoy siempre contigo. Ahora descansa. Medita sobre mi pasión y todo lo que sufrí para amar, para amarte a ti y a todos tus hermanos y hermanas del mundo entero.
MARÍA: Mi querido hijo, yo tu madre, te llamo al pie de su Cruz para que adores diariamente el corazón de Jesús. Deja que tu corazón cante las glorias de Jesús. Toma su mano y vive en su corazón cada día. Ama a Jesús con todo tu corazón. Mantente firme en el amor de tu fe. Mantente firme.