Ángel Gabriel: Estoy siempre presente para ayudarte en el deseo del corazón de nuestro Señor. Él es quien tanto se manifiesta a vosotros para que podáis ver en el fondo de vuestra alma la luz de su ser y la luz de la era venidera en la que el hombre vivirá libremente.

Eres tú quien ayudará a dar a luz a esta era venidera recibiendo su suave palabra. Por eso te dijo hace tiempo en mi presencia que serás el padre de la nueva y eterna nación de la sabiduría de Dios.

Jesús: Yo soy la paz de todas las naciones que encarnan mi poder y mi sabiduría. Yo sostengo a todas las almas en la misericordia de mi amor. Cada alma es una luz que espera nacer para que todos los hombres vivan eternamente en el amor. Este nacimiento será la resurrección y los que han elegido la gracia serán santificados en esta gracia para la eternidad.

Ángel Gabriel: La paz reina en los corazones de los hombres que eligen amar al cordero vivo. La paz es un don para todas las almas que adoran a Jesús. Cada hombre debe hacer una elección para cumplir su voluntad y al hacerlo, recibirá su paz.

Estoy en la corte del cielo y conozco la alegría de la paz. La conozco desde que sopló en mí su aliento de vida, creándome así en el amor. Mis alas de vida reunieron la gracia de la sabiduría para que pudiera volar por los cielos y la tierra para combatir a las legiones del maligno.

Qué triste que Lucifer eligiera caer del cielo como una luz en picado y convertirse en la transformación de las tinieblas y la desgracia. Él mismo lo decretó en su orgullo. Eligió la ruta no celestial para destruir la vida cuando podría haber alcanzado la luz eterna.

Esta es mi marca sobre la bestia: para destruir sus legiones de tinieblas y que todos los que lo deseen puedan vivir y reinar con mi Salvador en su reino de luz.

Te ayudaré en tus batallas para contribuir a la redención del mundo y a preparar el camino de la gracia. Si me lo permites, te revelaré los secretos de la corte celestial, para que puedas vivir libremente para blandir tu espada de luz a través de la oscuridad de la desesperación por ti mismo y por los demás.

Confiad en lo que os digo, porque es del Padre.

Gregory: Antes de rezar el rosario, tuve la visión de que me enviaban a una aldea nativa de África. La gente salía de sus chozas para recibirme. Mientras me rodeaban, pude sentir el poder del Espíritu de Dios fluyendo a través de mi alma para alimentar con amor sus corazones hambrientos. Había un canto de gran alegría en el aire y la luz del sol brillaba en sus rostros oscuros y sonrientes.

El Espíritu llenó entonces mi corazón de un profundo sentimiento de compasión por ellos. Entonces, nuestro Señor me dijo que extendiera mis manos para curar a su pueblo. Al hacerlo, comenzaron a caer como hojas al suelo en un estado de paz.

Jesús: Te conduzco a mi pueblo para que sientan el poder sanador de mi presencia en sus almas tan cansadas por la opresión y la falta de amor. No había necesidad de ir físicamente a ellos porque en el Espíritu todo es posible y uno puede viajar en oración a los corazones de otros necesitados. Te utilicé entre estas personas como una herramienta para acercarlos a mí.

La visión que sentías era real porque estabas presente en sus corazones. Podían ver y sentir el poder de tu presencia a través del Espíritu.

Te llevaré a viajar a otros lugares y a entrar en el corazón de otras almas para mi gloria.

No temas este don porque es una gran bendición de nuestro Padre.

(Segundo mensaje)

Jesús: No temas, sino usa este don. Abre tu corazón a las posibilidades ilimitadas del Espíritu para compartir mi misericordia con los enfermos, los oprimidos y los quebrantados de corazón.

Estoy tan triste por mi pueblo que utilizaría todos mis poderes de amor para curarlo. Debes ser simplemente un recipiente abierto en el que pueda derramar mi gracia. Confía en mí para ver la luz que brilla desde dentro de la oscuridad llamando a mi pueblo a casa.