Gregory: Jesús, te amo.

Jesús: Ven, hija mía, y toma mi mano. Déjame llevarte a un terreno más alto. Déjame llevarte donde ningún hombre ha ido antes. Sabes que puedo cumplirlo. Me amas y tienes los mismos deseos, pero temes los sacrificios que tendrás que hacer.

Ningún beneficio puede venir sin una buena labor. Lo que te pido es que consueles mi corazón recibiendo mi palabra. El amor que deseo darte elevará tu alma de una manera diferente a la que has conocido antes, porque tu corazón está más abierto a no temerme como antes.

Cuando te sentaste en la playa y experimentaste el silencio de la gracia dentro de tu alma, ¿no me alabaste por todo lo que he hecho por ti? Te pido que me dediques más tiempo en silencio y oración. Estas acciones fortalecerán las profundidades de tu alma y te librarán de muchas tentaciones.

Satanás no quiere que veas la verdad. La verdad te liberará en mis manos.

Gregory: Te amo, Jesús, y deseo experimentar más profundamente los frutos de tu amor.

Jesús: Deja que tu corazón sea libre para amarme. Te he bendecido de muchas maneras. Nunca te he negado los deseos de tu corazón si iban a beneficiarte.

Gregory: Señor, eres tan bondadoso. Enséñame a alabar tu nombre por toda la eternidad.

Jesús: Que el fuego de mi amor divino llene tu alma con el éxtasis de la paz cada vez que te pongas en mi presencia. Que derrame sobre tu corazón gracias interminables por amor a mi pueblo. Confía en la belleza de mi amor.