Nuestra Señora, la Virgen, dice ahora, "Hijo mío, ven a mí y abre tu corazón a la luz de la palabra de mi hijo que brillará en ti como la llama de una vela, cálida y brillante, verdadera en gracia.
Protege tu corazón, hijo mío. Protege las gracias santificantes que te estamos dando para hacerte santo en nuestro amor, para que puedas servir a los demás de una manera más grande."
"Madre, estaba con...
"Hijo mío, sólo son hombres necesitados del amor de Dios. Dales el amor de Dios para ver siempre más allá de lo que son en el mundo y amarlos con todo nuestro corazón."
Sí, entiendo.
"Y que la luz eterna del amor de mi hijo, del amor de Jesús, te guíe como una eterna columna de fuego que irá delante de ti. Y que el poder de la misericordia de la Cruz de su sacrificio eterno, viva siempre en vosotros, para que sacrifiquéis vuestro corazón por los demás.
El mundo está necesitado, hijos míos. El mundo necesita conversión y paz".