"Mi querido hijo, la misericordia de mi corazón amoroso, la santa misericordia de mi Cruz y resurrección está contigo. Para que te regocijes en mi amor, para que te alegres y des gracias a Dios, nuestro Padre, por donde estás y donde te he puesto, confiándome todas las cosas, y recordando, hijo mío, que soy yo quien realiza todas las cosas y lo que tú no puedes o crees que no puedes hacer, yo soy capaz."

Que el amor de nuestro Padre llene mi corazón y me conceda la paz y la confianza de saber que su amor está conmigo. Te amo, Señor mío, te amo. Llévame como quieras y guíame.

Y sí, ahora me alegro. Que tu corazón sea siempre el centro de mi amor para llevarme adelante en tu misericordia y decir: "Jesús, mi amor y mi Dios, en ti confío"'.