'Padre, no deseo nada de este mundo, llévame en tu amor a nuevas alturas, en la gloria del cielo cada día. Nada en este mundo puede satisfacerme. No conozco nada más que a ti, mi Señor, y amarte es todo lo que necesito, amar y ser amado por ti.
He visto muchas cosas. He enfrentado muchas batallas, no solo por mi sino por otros y no hay nada nuevo bajo el sol en nuestro orgullo. Pensamos que tenemos las respuestas hoy en el mundo de hoy que esta perdido de ti de tantas maneras. Pero no hay nada nuevo y todas las respuestas se encuentran solo en ti, solo en tu amor.
Comprendo que este es el camino que lo cumple todo. Este es el camino de la esperanza. Que las flores de la noche que brotan de la luz del sol del día, las flores de las gracias de tu creación, las flores de tu amor, que ponen un bálsamo ungido de curación dentro de mi alma llenen mi corazón de paz.
Yo no puedo cambiar el pasado y eres tú quien puede cambiar el presente y el futuro. Tú eres todas las cosas. Protégeme, Señor mío. Mantenme puro y a salvo de la oscuridad de este mundo, del orgullo de los hombres. Mantenme a salvo entre tus brazos para que sólo pueda amar y, como tú deseas, ser amigo de todos. Te doy las gracias por amarme. Te doy gracias por tantos años de enseñarme, de guiarme, de fortalecerme. Te doy las gracias y te ruego que sólo te sirva a ti, no al hombre, que sólo te ame a ti, no a los caminos del mundo, que me llene tu luz y me consuma tu amor".
Nuestro Padre habla, "Hijo mío, escucha mi corazón, pues soy yo quien mueve los vientos y los mares. Soy yo quien mueve las estrellas y los planetas con un toque de mi mano. Yo puedo cambiar todas las cosas. Cree en el poder de mi amor y cree en el poder de mi Palabra inculcada en tu corazón. Porque verás la gloria que se desplegará no sólo en los corazones de los que vengan a ti, sino en mi voluntad divina, a través de la cual te he llamado para mi mayor propósito.
Permanece en silencio y observa. Permanece en silencio y no hables. El mundo está lleno de demasiada charla y poca oración.
Sí, permanece en mí y yo en ti. Entrégame tu corazón por entero, plenamente y alégrate, hijo mío. Alégrate de todo lo que he hecho por ti, y ten cuidado con los que desean y se confunden con el poder mundano, y que confundirán tu llamada con su necesidad de ganancia y reconocimiento mundanos."
Sí, mi Señor, lo entiendo.
"Porque te he llamado, hijo mío, para que estés donde estás y nadie pueda estar por ti".
Señor mío, guíame en la difusión de tus mensajes por todo el mundo. Muéstrame tu camino de misericordia.
Regresaré pronto a casa, mi Señor, en los próximos días, si así lo deseas, y te doy gracias por este tiempo en Ecuador y te ruego que al dejar este país lo dejes todo en tus manos. Protégelo en tu luz. Mantenlo entero en tu amor. Mantén a salvo a sus hijos. Mantén a salvo su esperanza".