En el silencio de la noche él viene. Viene como la calma de la tempestad iluminada por la luz de su amor. Él estará siempre con nosotros porque es Jesús, nuestro rey y nuestro Salvador para todos los que eligen sus gracias redentoras. Él es mi Dios y mi amigo, dulcísimo y amoroso. Él es mi amor, porque nunca me ha abandonado.

Que tus alabanzas se canten siempre en toda la tierra. Que me perdones por haberte abandonado por miedo, como Pedro. Que guíes el camino dentro de mi pequeño corazón para enseñarme a amarte cada día más, a ser honesto y a ser bueno como tú.

Gracias por amarme todos estos años y todos los días de mi vida. Gracias por tu bondad, tu misericordia y tu compasión sin fin. No soy nada sin ti, mi Señor y Dios. ¿Qué deseas compartir con mi corazón?

JESÚS: Mis queridos hijos necesitan la misericordia de mi compasión porque sus corazones están secos. Mira a tu alrededor Gregorio y verás su soledad y su dolor, su necesidad de amor.

Mis hijos están necesitados de amor, ofrece a sus corazones todo mi amor. Por eso buscan tales alternativas a la gracia; porque sus corazones temen, incluso a sí mismos. Por eso siguen caminando por un sendero de tinieblas como ovejas perdidas en la tempestad y no pueden ver que Yo estoy presente, su pastor está siempre presente para amarlos. Esto es, sin embargo, lo que Satanás quiere, pero la Señora vestida con la luz del corazón de su hijo lo vencerá.

Jesús, no entiendo porque parece que cambiaste el mensaje.

JESÚS: No, hija mía, escucha. Porque tu Señora de la noche, tu Señora del silencio viene cada día a llevarte a mi casa. Satanás quiere confundir a todas las almas con sus tentaciones que las llevarán a las tinieblas, que las sacarán de la luz del amor y las pondrán en sus manos. Él siempre está esperando para engañar a las almas.

Jesús, ¿me ayudarás a ser obediente a los deseos de tu corazón?

MARÍA: Soy la Reina del Cielo y es mi deseo que todas las almas sean libres para vivir en la luz. Quiero que tu corazón sea puro por amor a mi hijo para que su corazón brille en cada tormenta. No tengas miedo, Gregory, no tengas miedo porque Jesús está contigo. Pon tu corazón en su corazón cada día para que no te engañe. Confía únicamente en su misericordia y en su amor.

Siempre quiero que estés cerca de nosotros para que podamos proteger tu corazón y no tengas miedo de esta experiencia que estás teniendo dentro de nuestros corazones. Ya han pasado muchos años y todavía tienes miedo de venir a nosotros.

Madre, no sé por qué.

MARÍA: Busca la respuesta en la oración diaria porque esto es lo que quiere Satanás, que te ciegues del corazón de Jesús. Amor.

(Más tarde esa misma mañana)

Jesús, te amo, tu misericordia es infinita. Te pido por todas las almas necesitadas de tu amor misericordioso. Que siempre sigamos tu regla de oro en el cumplimiento de la Nueva Alianza de amor dada a la humanidad por tu muerte y resurrección en la Cruz.

Ven mi amor y toma mi mano.

Jesús, el tono de esa persona a la que me dirigía antes era tan fuerte que me ha dolido. Lo siento por ella, aunque casi me ha dado ganas de responderle de la misma manera. Sé que su intención no era ofenderme y que sólo estaba haciendo el trabajo que se le había encomendado. Así pues, ahora la perdono y te ofrezco nuestra conversación para que mi corazón sea perdonado y consolado.

JESÚS: Sí, Gregorio, debemos caminar siempre en la misericordia de nuestro Padre, que tanto ama a sus hijos que me envió a redimir al mundo, incluso de las más simples semillas de resentimiento que pueden convertir un corazón humilde y blando en un pecador endurecido. Si no son cuidadosamente regadas por mi misericordia, estas semillas pueden convertirse en enredaderas de impureza, pues a un corazón lleno de angustia no se le puede confiar mi misericordia.

Te he confiado mi misericordia porque siempre perdonas y perdonar a los demás es amarme más profundamente.

GREGORY: Jesús, nunca ha sido mi deseo ofender de verdad a nadie, aunque en mi propia debilidad humana, lo he hecho muchas veces, especialmente a los más cercanos a mí, a los que más quiero. Jesús, eres tan bueno y amable con mi corazón. Siempre me ayudas en toda circunstancia y por eso imploro tu misericordia una vez más pidiéndote que me ayudes a perfeccionar esas debilidades dentro de mi corazón que pueden ofenderte; porque siento el menor pecado dentro de mí y no quiero permitir que esas semillas de oscuridad crezcan dentro de mi corazón.

JESÚS: Gregorio, te amo y te he confiado mi misericordia porque deseas tanto amar a las almas, pero en ese amor, en cada debilidad te vas perfeccionando. Por eso, confía en mi misericordia para sanarte. Gracias por amar tanto a mis hijos. Sé dentro de mi corazón que no deseas ofender a nadie ni aprovecharte de ellos. Quiero que pongas cada semilla, tanto buena como mala dentro de mi corazón para que den buenos frutos, hermosos frutos de amor y misericordia, de esperanza para los pobres pecadores.

Sí, te enseñaré a amar de tal manera que sanará la belleza de tu alma de tal manera que te elevará a una nueva luz de renacimiento diariamente. Deseo consumir tu alma con la santidad de mi amor que un día, serás un...

GREGORIA: Oh Jesús, te pido perdón por cada pecado, sobre todo por haber ofendido tu corazón al dejarte en la Cruz para sufrir solo. Aunque has resucitado, tu corazón sigue sufriendo y lamentando la pérdida de los pecadores a las tinieblas. Te amo. Hazme de nuevo. Hazme como una flor que florezca diariamente en la pureza de tu amor, una montaña de luz que permita a las almas recorrer sus caminos a través de tus palabras a través de mí. Te amo. Te amo. Que tu amor me fortifique cada día para vivir en el misterio de la luz que transforma cada alma en seres gloriosos de gracia para gloria de tu Padre, nuestro Padre que está en los cielos...

JESÚS: Mi querido hijo, mis hijos están esperando, dales tu corazón. Dales mi santo amor. Toma mi mano y déjame llevarte a Italia y a Ecuador.

Jesús, ¿por qué siempre me preocupa dejar mi casa?

JESÚS: Por la misma razón que yo, sabía que echaría de menos a mi madre, a mis amigos y a mi familia de Nazaret, pero también sabía que tendría que hacer este sacrificio para cumplir la voluntad de mi Padre. Y por esta razón, también sentí una sensación de alegría y tristeza al conocer mi destino como Salvador.

¿Cómo puedo superar esto?

JESÚS: La oración es la clave. Permanece en oración conmigo todos los días y yo te ayudaré en estos asuntos.

Entonces no esperaré. Ayúdame ahora porque siempre respondes a mis oraciones inmediatamente.

Sí, mis hermanos y hermanas, Jesús es tan bueno y amable que todo lo que debo hacer es tener un pensamiento en la oración y Él va delante de mí para hacer su trabajo, preparando cada detalle con bondad y amor.