Gregory: Alabadle. Alabadle. Alabado sea el nombre del Señor, Jesús, por los siglos de los siglos. Que su reino llegue pronto para liberar a los cautivos en la belleza de su misericordia y amor.

Jesús: Habrá un día en que reinaré. Y el cielo y la tierra se unirán como un solo Reino para gloria de mi Reino.

Mi querida hija, sé que estás sufriendo. Permíteme ofrecerte mi misericordia. Que tu corazón sea uno con el mío para gloria de mi Reino. Por favor, permíteme compartir contigo la belleza de mis deseos, que están llenos de gracia. No temas escribir lo que te he dicho sobre nuestra relación. Sabes que te amo y que te he agraciado con el Reino de los Cielos. Te he dicho muchas cosas dentro de tu corazón, pero has tenido miedo de compartirlas con tus hermanos y hermanas por temor a ser ridiculizado o a ser considerado orgulloso. Me has permitido corregirte cuando te equivocas y aceptar mi disciplina por el bien de los demás. Ahora, permíteme hablarte de la gloria de nuestra relación, pues somos como uno solo. Nuestro amor brillará por toda la eternidad.

¿No puedes creer en el amor que te tengo a pesar de tus debilidades humanas? Te he llamado por tu nombre para compartirte como un don con los demás. Sólo ves lo que hay de pecaminoso en ti. Debes ver también lo que es bueno, porque me refleja. Debes dejar de condenarte, porque sólo Yo puedo juzgar verdaderamente un corazón. Si puedes creer en mi misericordia para los demás, ¿por qué no puedes creer en el poder de mi misericordia para ti?

Alégrate, porque la hora está cerca, y tú has sido elegido para conducir a mi pueblo a la hora de la redención, la hora de mi venida. Prepara el camino y anuncia a las naciones. Invoca a los hombres que la hora está cerca.

Cantad una nueva canción llena de la belleza de la salvación, la belleza del año 2000, cuando gracias sobre gracias se derramarán sobre la humanidad. Esta es la hora de que reine la paz.

El reinado de Satanás sobre este siglo llegará a su fin y muchas almas volverán a mí para recibir la sangre de su Cordero.

Yo soy Cristo y durante siglos he visto a Satanás ensañarse con los corazones de mi pueblo. Pero no digo más llamando a todas las almas al pie de mi Cruz. Aquí muchas almas encontrarán redención.

Gregory: Señor, hay tantas cosas que no entiendo.

Jesús: No te preocupes por estos asuntos. Simplemente abre tu corazón para anunciar mi voz. Sé mi heraldo viviente, mi mensajero viviente.

Gregory: ¿Cómo es posible, Señor mío? Por más que he intentado ser bueno y amarte, soy débil. No soy nada comparado con los que te sirven en tus altares.

Jesús: Tú eres la elegida. No temas, pues mi ángel Gabriel está contigo.

Gregory: Gabriel, permanece a mi lado y mantenme a salvo para proteger la Cruz.