Cada día, Padre, te necesito. Necesito el poder de tu amor para que me guíes, para que me muestres tu camino. El libro de Isaías 40:28 dice, "El Señor es el Dios eterno, el creador de los confines de la tierra. No desfallece ni se cansa. Su entendimiento es inescrutable".
Señor, tú eres eterno y no desfalleces ni te cansas de escuchar mis gritos. No sólo por mi vida, sino por mis hermanos y hermanas necesitados de la belleza de tu misericordia y de tu perdón.
Sí, Padre, no sé qué hacer, pero ahora fijo mis ojos en ti'.
Nuestro Padre dice, "Mi querida niña, estoy contigo. Siempre he estado contigo. Déjame guiarte como deseo en mi amor que perdona, en mi amor que desea que todos mis hijos se arrepientan y vuelvan sus corazones hacia mí.
Sí, hijo mío, te he llamado para que llames a las almas al arrepentimiento y prepares el camino para la venida de mi hijo a través del poder de llamar a las almas al arrepentimiento y a ofrecerme sus vidas, a buscar la misericordia y el amor, el perdón, de mi Hijo Jesús y el perdón de mi corazón que desea sanar a mis hijos.
Muchos de mis hijos están perdidos. Llámalos. Es una llamada de amor y de arrepentimiento. Permíteme consumirte en mi amor este día y en la esperanza de mi misericordia".