Nuestro Señor dice, "Mi querida hija, en la misericordia de mi amor y en la belleza de este momento a donde te he enviado en la Amazonia, deseo que estés en la gloria de mi esperanza por la preservación y creación de toda vida, que estés presente en oración y recibiendo mi misericordia por aquellas almas que no me conocen y que están necesitadas de la gloria de mi amor, que mi voluntad se cumpla y que el Espíritu Santo ilumine sus almas para tocar sus corazones por los corazones de mi pueblo en esta región.

Te quiero, mi querida niña, y te doy las gracias por recibirme. Te agradezco que estés presente y que me preguntes qué puedes hacer. Hija mía lo que puedes hacer es simplemente estar abierta a la guía de mi Espíritu Santo y en mi corazón amarlos, ofrecerles mi amor, hablarles de

vuestra relación conmigo. Y que se cumpla la gloria de mi Padre para los más necesitados de mi misericordia, especialmente en este momento, y mi deseo de proteger a los indígenas."