Nuestro Padre celestial dice, "Mi querido hijo, en mi misericordia vengo a ti para que me abras tu corazón en el lugar secreto de nuestro amor, en el lugar secreto de la esperanza, dentro del santuario de mi corazón.
Sí, mi querida hija, donde puedes hablarme de todos tus pensamientos íntimos, puedes hablarme de tus esperanzas, de tus sueños, de tus luchas. Y al hacerlo, te colmaré de vida, vida en abundancia y vida pura en mi nombre.
Por la fuerza de mi Espíritu, yo, tu Padre, deseo acercarte cada día más a mí en el amor a mí, a mi Hijo y al Espíritu Santo. Esto te traerá siempre la paz.
He creado este mundo para la gloria de mis hijos. Sin embargo, tan pocos desean vivir para mi gloria honrándome cada día a través del poder eterno de mi amor para amarme y amarse unos a otros.
Sí, mi querida niña, puedo hacer todas las cosas. Como dijiste una vez, puedo mover los vientos, los mares, incluso las montañas. Tengo el poder y la majestad de hacer todas las cosas.
Que cada día vengas a mí en la gloria de nuestro amor. Porque te he elegido y te he llamado por tu nombre para mi gloria eterna, para que cumplas todas las cosas según las palabras de los profetas en la Segunda Venida de mi hijo Jesús.
Prepara los corazones de mis hijos. Prepáralos en el amor. Pídeles que se arrepientan y que vuelvan su corazón a mí, y yo te guiaré en mi misericordia para cumplir esta obra de amor por mi mano y mi esperanza para mi pueblo."