Es media noche, pues la luna, que ya no está llena y retrocede en su belleza, brilla para iluminar el cielo con tu santo amor, en el que dices: Yo estoy presente.

Te doy las gracias por haberme llamado aquí, al balcón exterior de nuestra casa, donde podemos ver y darte testimonio de la belleza de tu presencia en todas las cosas. ¿Por qué me has llamado aquí?

"Hijo mío, libera tu alma en la oración, en la belleza de esta noche, para que hables a mi corazón y yo te estreche cada vez más contra mí.

Sí, hijo mío".

Tómame como quieras, mi Señor, porque te amo y es bueno estar aquí contigo. Mi corazón te ha necesitado, aunque sólo haya sido un día. Proclamaré que te necesito en cada momento de mi vida'.