Nuestro Señor dice, "Mi querido hijo, ven a mí y en mi luz, te llenarás de verdad y de la verdad de mi gloria que te permitirá ver como yo veo y oír como yo oigo en mi amor.
Entrega cada día tu corazón a la alegría eterna de mi amor. Entrega tu corazón a mi misericordia para que llene tu corazón de mi misericordia y puedas compartir mi misericordia con los demás y en mi paz."
Sí, Señor mío, te pido la paz en el amor de tu misericordia, para que yo sea instrumento de tu santa paz'.
"Sí, hijo mío, ese es el camino. Ven a mí cada noche. Ven a mí en mi amor, para que puedas caminar en la luz de mi gloriosa esperanza.
Te repetiré estas palabras cada día. Este es mi deseo. Y que en cada día en que des esperanza a los demás, necesites ser llenado de nuevo con mis palabras de amor para tu corazón.
Sí, sí, mi amor, ven y toma mi mano y déjame cantar de mi amor, para siempre. Continúa siguiendo mi camino con la esperanza de mi misericordia. Y no sientas ansiedad ni miedo. Porque cuando expreses mi amor, hazlo según mi corazón. Hazlo en mi misericordia y serás mi pequeña alegría".