"Hijo mío, te agradezco que hayas venido a mí esta noche para recibir la alegría de mi misericordia y el abrazo de mi amor a través de mi Santa Cruz.
Alégrate, sí, alégrate de todas las cosas buenas porque cuanto más tiene uno, menos debe considerarse. En otras palabras, hijo mío, cuanto mayor es el don, mayor es la responsabilidad y que debes considerarte el más pequeño".
'Sí, Señor mío, en eso recuerdo las palabras de Pablo cuando decía, cuanto más conozco, menos sé y más camino hacia la luz. También, cuanto más reconozco mi nada que produce pureza y alegría a tu misericordia.'
"Hijo mío, el gran don de mi amor es que cada uno de vosotros, cada uno de mis hijos es hijo de la luz. Que mi misericordia brote de tu interior para dar misericordia a las almas y llevar alegría a sus corazones.
Te quiero y siempre estoy contigo".