Ahora tengo una visión de Jesús en la Santa Cruz apareciendo ante mí. Su corazón late en amor eterno por sus hijos. Aunque no está expuesto, cada latido eleva su carne.

Y Jesús dice ahora, "Hijo mío, me presento ante ti en mi Santa Cruz para que mi corazón sea glorificado en este día. Para que mi corazón sea entregado a todos mis hijos que elijan recibirme.

Ven, hijo mío, y recíbeme en tu corazón, para que estemos unidos como uno solo. Y yo pueda abrazarte por y desde el santo poder de mi Cruz, por mi sacrificio y mi amor."

'Alabado seas, Señor mío, y glorificado seas por haberte ofrecido como sacrificio de esperanza y redención mediante el perdón de nuestros pecados en tu misericordia sin fin'.

"Te quiero, hijo mío."

Yo también te amo, mi Señor. No puedo vivir sin ti. Que el amor me consuma de tal manera que sólo irradie alegría de mi corazón y que busque ver sólo el bien de todo lo que has creado, especialmente en mis hermanos y hermanas.

Te pido que traigas la paz a este mundo. Dame la fuerza, el valor y la audacia para pronunciar cada día tu palabra de amor por el poder de tu Cruz y de tu resurrección".