Corazón de Jesús

Mensajes de amor

Gregory Kerr

Traeré bendiciones para el país a través de ti.

Nuestro Señor Jesús dice, "Sí, mi querida hija, continúa recibiéndome mientras paseas por los jardines, estos jardines de mi amor para llevar la paz a mi pueblo de Viena. Cada espacio del jardín es un lugar de paz, pues la naturaleza ejemplifica el corazón de mi Padre. Es verde y pura en la esperanza, vibrante en sus colores y en las flores y árboles celestiales".

Sí, lo siento en el alma. Ahora me estoy acercando a una pequeña plaza dentro de los jardines donde se reúnen un gran número de madres con sus hijos jugando en la hierba abierta con mantas en el césped, sentados en los bancos, todas sus pequeñas bicicletas, e incluso tres que ahora pasan que bendigo, para ofrecerles el amor de Dios y para protegerlos siempre a lo largo de sus vidas.

Jesús dice, "Mi querida niña cuando regreses, ven a este jardín dentro de los jardines, donde los niños juegan y las familias se reúnen para que podamos orar y yo pueda bendecirlos".

Señor, éste es mi último día, y no siento que haya cumplido mi tiempo aquí, pero sé que volveré a la que es mi segunda casa, Viena". Es mi última tarde aquí antes de ir a reunirme con unos amigos en una bodega, un restaurante en el campo para cenar. También éste será un lugar de gran paz.

Debemos buscar y proteger la paz dentro de nuestros corazones de los ataques del enemigo. Debemos buscar la paz en nuestra vida cotidiana, esos espacios, esos lugares dentro del corazón de Dios, donde Dios nos conduce a la paz abriéndole nuestro corazón, para apartarnos del mundo, aunque vivamos en el mundo, y apegarnos a todo lo que Dios ha creado para nosotros y para su gloria, para que podamos glorificarlo a través de ello.

"Querida niña, si lo eliges, habrá muchos días más. Ya es hora".

Sí, mi Señor.

Nuestro Señor continúa, "Te he llamado a Suiza y traeré bendiciones para el país a través de ti en cada palabra que pronunciemos. Recuerda, mi querido hijo, que el corazón de ti a quien envío, a través de mi palabra, trae bendiciones a los corazones de la gente y a la tierra. Cuando lo exijo, cuando lo quiero y cuando lo ordeno.

Sí, tu Dios exige en mis mandatos, según mi voluntad. Pero tan pocos escuchan. Camina ahora, hija mía, y bendícelos al partir".

'Sí, mi querido Señor, que la luz eterna de la Cruz celestial que ahora brilla y aparece ante mí con rayos de luz blanca dorada iluminada como un vaso blanco puro de amor, brille sobre los corazones de tus hijos en este momento. Bendice a estas familias, sus vidas, sus necesidades y bendice a la gente de este país'.

Nuestro Señor concluye, "Sí, mi querida niña, donde tú camines, yo también caminaré. Siempre caminaré contigo.

Gracias por venir a mí y gracias por quererme".

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