Señor mío, Señor mío, concédeme tu fuerza. Ayúdame a ser fuerte en tu amor, porque eres tú, que eres amor, quien realiza todas las cosas para tu gloria y la de tus hijos. Que la misericordia de tu corazón me conceda la paz, pues necesito que estés siempre tan cerca de mí.
Necesito tu amor, tu esperanza, una fe más profunda para confiar en ti, en lo que tú puedes cumplir, no en lo que cumple el hombre. Y te doy gracias por amarme y atender mis necesidades. Y que sólo hable como tú hablas y vea como tú ves para gloria de la esperanza que hay en mí para los demás.
Señor mío, guíame en tus brazos misericordiosos y condúceme según tu voluntad, que es bondad y verdad'.
"Déjame guiarte, hijo mío, en mi misericordia. Déjame llevarte como deseo en mi amor.
Sí, déjame llevarte a nuevas alturas de amor y ven a mí y déjame abrazarte. Tu corazón con mi corazón, hijo mío, unidos como uno solo.
Sí, déjame hablar a tu corazón de mi gloria. Permíteme renovar tus fuerzas porque mi misericordia es para todas las almas, hijo mío, incluso para tu corazón cuando pienses en ofrecer siempre mi misericordia a los demás.
Te amo, te amo, hijo mío. Déjame cantarte mi misericordia y mi bondad que es esperanza para tu alma".
'Mi corazón clama por tu misericordia, Señor, y que cante eternamente la bondad de tu amor'. "Estoy contigo y nunca te abandonaré".