"Hijo mío, regocíjate, regocíjate en mi río de amor que fluye a través de ti y que se convierte en una corriente de misericordia y en un océano de salvación para los corazones de mis hijos en todo el mundo. Que te regocijes en cada palabra que te digo.
No mires al pasado, sino vive en la belleza de este momento presente. Vive con gran amor en tu corazón por mí y por tus hermanos y hermanas, sabiendo y confiando que mi amor es verdadero y es esperanza, esperanza para los necesitados."
El Papa San Juan Pablo II dice, "Hijo mío, ahora he venido a ti porque deseo que estudies las palabras de la Escritura y mis palabras de esperanza a través de la inspiración del Espíritu Santo que me guió. Mis palabras de esperanza y alegría para mis hijos, mis palabras de paz y de la fuerza de la misericordia de Dios para que su pueblo se convierta, cambie y se santifique.
Cuando uno busca ser santo, busca el amor de Dios que transforma sus almas en el ejemplo santo de nuestro Salvador. La humanidad debe conocer la verdad. Sé una voz de la verdad para ellos.
Y nosotros te amamos. Nuestros corazones están por la misericordia de las almas necesitadas del amor de Cristo".