Estoy disfrutando de un maravilloso paseo por el bosque, por la naturaleza que siempre inspira mi alma y me acerca a Dios, a su gloria, dándole gloria con la esperanza de recibir cada día su amor, el amor que tanto necesito y deseo.

Nuestro Señor siempre dice que hay muchas almas sufriendo y necesitadas de su misericordia. Y este lugar es un lugar de oración, de unidad en la paz con Dios. No todo es verde, pero todo en la creación está lleno de esperanza.

Y ahora Jesús dice, "Mi querido hijo, siempre deseo que vengas a mí, que me ames y me permitas renovar tu alma cada día".

Sí, mi querido Señor, así lo has hecho y te doy gracias por tu amorosa misericordia y tu compasión y te pido por el perdón de mis pecados, Señor, para que purifiques y renueves mi corazón, y los pecados de todo el mundo por misericordia para mis hermanos y hermanas, para que la luz que nos das a través de tu Espíritu sea una luz de esperanza siempre para nosotros.

Tómame como tu deseo, consúmeme, muéstrame tu camino.

Mi querido Señor, ¿cómo vivimos estos mensajes? Como en este bosque, hay veces que podemos ver el horizonte a través de los árboles y otras veces sólo vemos la espesura del propio bosque: esto complementa nuestros paseos por la vida. ¿Cómo podemos ver con más claridad? ¿Cómo vamos hacia ti?

Él responde, "Mi querido hijo, tú vienes a mí tal como eres, desnudo y necesitado de mi misericordia. Todo lo que el alma debe hacer es volver su corazón para confiar en mí, porque yo siempre estoy esperando para recibirlos, para sostenerlos, para abrazarlos y ser su amigo, para tomar su corazón sobre mi corazón."