"Mi Señor, puedo sentir su presencia.
Jesús está ahora de pie a mi lado, junto a mi cama donde descansaba con los ojos cerrados en oración. Ahora, abriéndolos, puedo verle como nuestro amoroso y Buen Pastor, sosteniendo la paloma del Espíritu Santo en su mano derecha. La paloma se ilumina con una luz dorada y sólo puedo sentir la presencia del amor eterno.
Jesús dice ahora, "Mi querido hijo, he venido a ti con amor para complacer al Espíritu Santo, tu consolador, tu sabiduría, tu verdad, tu luz que te muestra el camino en mi nombre y en el nombre de mi Padre para su gloria dentro de tu corazón."
Sí, Espíritu Santo, ven y vuela en mi corazón. Te recibo con gran alegría y amor pues necesito de ti y de tu ayuda, de tu fuerza, de tu valor, de tus bendiciones y dones en todos los sentidos para sostenerme y guiarme en mi misión, la misión de amor de Dios para sus hijos.‘
Jesús sonríe y se alegra.
"Hijo mío, sí, me complace tu oración. Que tu corazón sea colmado por mi amor a mi gloria. No te preocupes por las cosas pequeñas. Yo me ocuparé de todas las cosas por ti y te guiaré por las huellas de mi camino, mis huellas de amor y de luz para mostrarte el camino."
Señor, te amo. No puedo vivir sin ti. Tómame como quieras y guíame en la esperanza de tu misericordia'.