Jesús dice ahora, "Mi querido hijo, tengo tu corazón conmigo en todas las cosas y en todas las circunstancias. Puedes volver tu corazón hacia mí y confiar en mí. Confía en mí con todo lo que sientes, con tus pensamientos, tus acciones, tus palabras. Vuelve tu corazón hacia mí, porque soy tu amigo. Ven a hablarme y deja que mi corazón te llene con la nueva canción.
Sí, comprendo tu corazón y cómo te sientes. Yo soy tu Salvador, que ama, que es misericordioso y compasivo, que perdona y cuyo corazón está siempre abierto para recibir el tuyo y el de mis hijos. ¿Crees que alguna vez apartaría mi corazón de ti o te daría de lado?
He muerto por todos los pecadores y deseo que cada día dejes descansar en mí tu corazón, hablándome de tus pensamientos, de tus deseos. No apartes nunca tu corazón de mi misericordia. Porque siempre estoy esperando en la compasión de mi Cruz para abrazarte.
Ven, volemos en mi amor y yo prepararé el camino. Tu corazón se elevará en mi gloria con cada palabra que pronunciemos para gloria de mis hijos. Ven y canta, hija mía. Ven y canta conmigo una nueva canción de amor.
Y cuando el enemigo venga a atacarte, lo único que debes hacer es correr a mis brazos. Dime, háblame, ofréceme tu corazón, porque él no tiene poder sobre mí, ni tú cuando estás entre mis brazos.
Te quiero y siempre estoy contigo".