Nuestra Señora dice, "Mi querido hijo, da gracias a Dios por todas las cosas buenas, porque en su misericordia te ha bendecido. En su amor, te ha liberado cada día para que abras los ojos y veas como él ve."
Padre eterno y glorioso, hoy necesito tu ayuda. Por favor, dame la fuerza, el valor, la fortaleza y la disciplina para seguir tu voluntad, no la mía. Que se haga en mí según el gozo y los deseos de tu corazón. Y te ruego por la paz, para que yo pueda ser un instrumento de paz para los demás".
Nuestro Padre dice ahora, "Hijo mío, permíteme entregarte hoy mi corazón".
'Oh Padre, qué honor es recibir tu corazón. Que seas bendecido por el amor de tu corazón hacia tus hijos'.
"Sí, hijo mío, gracias por honrarme con tu amor. Porque tan pocos desean entregar su corazón a mí, tu Padre".
Padre, tu amor es el don y la esperanza, no sólo para mí, sino para muchos. Necesitamos que tu misericordia y tu amor nos rediman'.
"Hijo mío, al venir a mí este día, recibirás las gracias y la paz de la gloria de la luz que se infunde en ti. Porque cuando uno reza, se une a mí para recibir las gracias de mi amor.
Te quiero, hijo mío".
Te amo, Padre mío. Que camine en las huellas de la luz, para siempre'.