"Ven a mí, hija mía, te estoy esperando".

Ahora tengo una visión de Jesús en un campo abierto. Hay flores, flores silvestres, brotando de la hierba de diversos colores y belleza. Hay un bosque que bordea el campo. Mi Señor Jesús está de pie a la entrada del campo, verde, puro y verdadero, según su palabra, fértil y abierto, de pie majestuosamente, su cuerpo brillando con luz blanca desde dentro. Y sonríe.

Y dice, "Ve ahora hija mía, ve, y dondequiera que sea, cumpliré la obra según mi voluntad y la inspiración del Espíritu Santo. Deseo que todos mis hijos vivan con la gran esperanza de mi misericordia dentro de sus almas. Deseo que mis hijos caminen sobre los campos fértiles y abiertos de la vida para recibir la abundancia de mi amor, para tener mayor confianza en mí en sus luchas y temores, y para superar los conflictos colmados y respondidos por el amor.

Este, mi querido hijo, es el día que el Señor ha hecho. Deseo que te regocijes y deseo que todos mis hijos reciban la alegría de mi presencia en sus vidas.

Sí, abre cada día tu corazón a mi amor misericordioso y permíteme guiarte según mi verdad. Yo te amo. Nunca olvides esta visión. Es de la gloria del Jardín de la Gran Esperanza donde estoy en mis campos de misericordia para dar amor de mi Sagrado Corazón, amor y sólo amor para mis hijos."