Sábado Santo

‘¿Madre?

"Hijo mío, sí, ven, toma mi mano y espera conmigo en la tumba de la vida la resurrección de mi hijo para tu corazón y el de tus hermanos y hermanas. Hijo mío, lo espero con dolor, pues fue crucificado por los pecados y dolores de toda la humanidad para que mis hijos sean redimidos.

Sí, hijo mío, lo ofrecí y me sometí a la pasión de mi dulce Jesús, para que cada uno de vosotros tuviera vida y la tuviera en abundancia. Viví mi vida sólo para amar y servir a Jesús.

No se sabe la verdadera pena que experimenté a su muerte, cuando ya no pude tenerlo entre mis brazos y tocar su dulce rostro. Oh, la agonía de mis penas.

Pero él es la resurrección y la vida para todas las almas que le buscan".

Oh Jesús mío, te amo. Ayúdame a amarte cada día más'.

Nuestro Señor dice ahora, "Hijo mío, te hablo desde el fondo de mi misericordia de mi tumba eterna, para decirte, ven y ten vida conmigo cada día. Espera con mi madre, con tu mano dentro de su mano. Espera la alegría de mi resurrección y la paz que deseo dar".