'Mi Señor, te amo. Te amo. Consúmeme en esta noche de amor. Llévame a nuevas alturas en tu misericordia por el poder de tu Santa Cruz; ahora tengo la visión de aparecer en el cielo nocturno sobre mí. Con la luna y las estrellas, con todo el universo, para decir que tú eres Dios y que tú eres la redención. Y que eres la esperanza y que tu sacrificio no fue en vano para los que creen y te eligen como su Salvador. Para los que te aman y desean la misericordia de tu perdón a través del arrepentimiento".
"Sí, hijo mío, yo soy el poder y la luz de la Cruz. Soy el Verbo hecho carne, que vive y respira dentro de ti y dentro de los corazones y las almas de mis hijos de todo el mundo que me buscan.
Hijo mío, no eres perfecto. Y no me has negado tus responsabilidades. Pero quiero compartir contigo que aunque el amor es responsabilidad y compromiso, lo más importante es que venga del corazón.
Por eso, no sólo por tus acciones, hijo mío, en las que eres débil e imperfecto y yo te estoy perfeccionando en mi gracia, sino por la intención sincera de amar a tus hermanos y hermanas. Por eso te he elegido para que me sigas en el amor. Dales, dales, mi amor y la esperanza de mi misericordia".