'En el libro de las Lamentaciones 3, dice: "El Señor es bueno con los que le esperan, con el alma que le busca. Señor mío y amor mío, que la gloria eterna de tu luz brille en mí para esperanza de los demás.

Oh amor mío, acógeme como deseas entre tus brazos de misericordia, para que al entrar mañana por las puertas de la cárcel para ofrecer a los que amas un cáliz de tu misericordia, pueda lavar sus pies con esperanza y renovar sus corazones con tu tierna y amorosa misericordia.

Sí, Señor mío, tú eres bueno con los que te esperan y con el alma que te busca. Concédeme fortaleza en mi debilidad. Renuévame en tu fe, esperanza y amor cada día para que pueda ser un instrumento de fe, esperanza y amor.

Por tu misericordia, Señor, libera a los cautivos. Libéralos de la esclavitud de su dolor y sufrimiento por tu gracia que perdona'.

"Hijo mío, como te envío mañana a las puertas de la cárcel donde viven, llévales luz para que mi santo amor los consuma en mi misericordia.

Sí, mi querido hijo, ofréceles un cáliz de mi misericordia para que sepan que mi amor está con ellos y que nunca los abandonaré, para que sepan que son libres en mí. Porque yo pagué el precio de todos los pecados y los llamo cada día al pie de mi Cruz para que me ofrezcan sus corazones con gran amor y el amor que yo deseo darles en sus penas y renovar su alegría y su esperanza.

Deseo que cada uno de ellos una su corazón a mi corazón sufriente en la Cruz. Porque la Cruz es amor, y el amor es la Cruz. Y les concederé mi misericordia redentora para redimirlos, para renovarlos, para hacerlos nuevos por el poder de mi resurrección. Porque yo soy la resurrección y la vida, y soy esperanza y misericordia para los que me buscan para ser perdonados, para ser sanados, para ser transformados en mi gloria.

Una vez dije: el que no haya pecado que tire la primera piedra. Y sí, os digo a cada uno de vosotros y a toda la humanidad, venid a mí porque soy vuestro Salvador, soy vuestra esperanza y soy vuestro amor. Y en mi misericordia, nunca os abandonaré, porque os amo. Os amo.

Vuestra esperanza en mí es vuestra esperanza de salvación, porque yo me ofrecí como sacrificio vivo para que tengáis vida eterna creyendo y confiando en mí.

Sí, me entregué por cada uno de vosotros para que sepáis que mi corazón late con vuestro corazón. Mi alma, divina y pura, se une a vuestras almas para haceros puros mediante el perdón sanador de todo pecado.

Sí, os llamo a cada uno de vosotros a ser una luz más grande allí donde estéis porque vuestro corazón unido al mío será glorificado y vosotros seréis santificados en mi amor. Os llamo a cada uno de vosotros a la santidad de mi amor.

Sí, cada uno de vosotros está llamado a ser santo en el martirio de vuestro sufrimiento que puede producir en vosotros alegría y paz por mi amor.

Os amo, mis queridos hijos. Os amo y me derramo por vosotros y os proclamo a cada uno de vosotros que estoy con vosotros para guiaros cada día sobre mis pasos hacia el poder y la victoria de la Cruz, hacia el poder de mi amor que redimirá y renovará la alegría y sanará vuestros corazones de los recuerdos de vuestro pasado.

Sí, he venido a lavaros los pies, con esperanza, como lavo los pies de cada uno de mis discípulos. Yo también os llamo ahora a ser mis discípulos de amor a través de vuestros corazones de fe y de vuestros corazones de oración que no sólo transforman vuestras vidas sino las vidas de todos mis hijos en todo el mundo.

Reza por los que han sufrido como tú has sufrido. Rezad por los necesitados, como lo estáis cada uno de vosotros.

Sí, podéis ser guerreros de la oración y guerreros de la luz.

Que el poder de mi santa Cruz os redima y que sepáis siempre que sois hijos de la luz, hijos de la gracia, y que el poder de las tinieblas no tiene poder sobre la luz de mi Cruz y de mi amor por vosotros.

Levántate con fe cada día. Permanece en la esperanza cuando te sientas más asustado, abandonado y solo. No desesperes ni temas, porque mi amor está contigo.

Te quiero. Os quiero. Os quiero a cada uno de vosotros".